He colgado los “Guantes de Box”

Esta es una historia que quiero compartir, desde muy pequeño me interese por las manualidades, muchas porque me gustaban, otras porque me tocaba, pero siempre las hice con el mayor cariño, claro muchos de quienes leen esta historia me dirán “pero claro siendo parte de una familia de artistas como no” y tal vez tengan razón, desde pequeño en el seno de mi familia donde mis padres son artistas plásticos, mis tíos y primos también y claro el entorno familiar siempre fue el arte, no era difícil que siempre estuviera con algo entre las manos haciendo modelado con barro o bocetos con pintura.

Mi padre siempre hizo cosas con madera, creo yo que es una de las cosas que más lo apasiona en esta vida y algo debía haber heredado así que desde muy temprano hacia mis propios inventos con los mas diversos materiales, los coches de madera mas extraños con sistemas de freno para evitar el desgaste de las suelas de mis zapatos.

La casa club que alguna vez casi origina el mas grande cortocircuito que hubiera podido haber en casa, ese fue mi primer encuentro con la electricidad por suerte mi padre decidió revisar las instalaciones antes de permitirme conectarlas y evitó el desastre.

Todas estas labores se mantuvieron toda la vida, cuando me case y fuimos con mi esposa al primer departamento que alquilamos, jóvenes y sin dinero pues decidí comprar madera y hacer los muebles por mi mismo, años después hice la primera cama de mi hija cuando fuimos a vivir a Bogotá mientras realizaba mi posgrado en Cirugía de la mano, posgrado que años después me sirviera para llegar a la conclusión diagnostica de que presentaba Síndrome de túnel del carpo.

En efecto hace aproximadamente 3 años sentí por primera vez una sensación de falta de sensibilidad en mis manos, sensación que se presento en aquel entonces mientras montaba bicicleta en un intento de hacer deporte para disminuir el riesgo de infartos, para ese día mi tío y varias personas cercanas de edad muy similar a la mía habían tenido infartos o problemas cardiacos y estaba decidido a que si algún día me daba uno sería porque así debía ser mas no por que me había descuidado, mientras montaba bicicleta sentía las manos pesadas, torpes, se sentían como si fuesen un par de “guantes de boxeo” incluso en la sensación del tamaño.

Tal vez eso hizo que hoy en día no sea el mejor ciclista, esta sensación nunca la olvidaré, recuerdo que las manos aliviaron al parquear la bicicleta y dedicarme a un deporte un poco menos exigente con mis manos, el montañismo, este si me llego a apasionar y logró que el descuido anterior a mi salud sea cosa del pasado pero eso será tema de otra historia.

Conforme el tiempo pasaba y mis labores manuales se mantenían, ya no solamente con mi afición a la carpintería, electricidad, construcción, entre otros, sino en mi profesión día a día al realizar cirugías con maniobras repetitivas o con labores de esfuerzo, los síntomas eran cada vez mas frecuentes, ahora llegaba a despertarme en las madrugadas por esa sensación en las manos de tener un guante de boxeo que ahora además de muy molesto llegaba a ser ligeramente doloroso y desesperante.

Realicé fisioterapia en varias ocasiones logrando alivios temporales pero la imposibilidad de cambiar mis hábitos tradicionales y la imposibilidad de realizar los esfuerzos manuales que toda la vida hice iban complicando mi situación, cada vez que entraba a una cirugía y debía realizar una liberación del nervio mediano a nivel del túnel del carpo imaginaba como estaría mi nervio, si aguantaría mucho más tiempo así o si era prudente pensar en cirugía, realicé los estudios necesarios para confirmar el diagnostico y la doctora gran amiga mía que hizo el estudio eléctrico de conducción de mi nervio me quedo viendo con una cara de incredulidad que difícilmente se me borrara de la mente cuando me confirmaba que tenía un diagnostico de Síndrome de Túnel del carpo de severidad moderada en ambas manos, esto confirmaba mis miedos ya era hora de pensar seriamente en una resolución quirúrgica si quería mantener mi nervio funcionando adecuadamente por muchos años mas.

Justo en esos días recibí una llamada de un gran amigo mío, mi compañero de posgrado, hacia rato no sabia de él y me llamaba a preguntar como estaba, a felicitarme pues había leído a través de mis redes sociales que había colocado la primera prótesis de base de un pulgar, él estaba planificando la misma cirugía en Bogotá pero aun no la realizaba, tiempo después me enteré que era la primera prótesis de base de pulgar que colocábamos en América Latina, él y yo, con una semana de diferencia en dos ciudades diferentes, en esa conversación le comenté acerca de mi diagnostico e historia y yo que aun trataba de convencerme a mi mismo de que aun podía esperar entendí que eso no era ya posible, había entrado a quirófano mil veces como cirujano, como paciente ya en 3 ocasiones en mi vida, nunca por problemas relacionados con mis manos, en ese momento entendí que a veces es difícil dejar que alguien mas, haga en tu propio cuerpo, algo que tu habitualmente haces por otras personas pero también entendí que debía dejar mis manos a cargo de alguien mas, él, mi compañero de posgrado, uno de los mejores cirujanos de mano que he conocido, planificó todo, no me dejó alternativa y preparó todo de antemano porque él iba a ser mi cirujano.

Hace ya 2 semanas viajé para que él me opere, no voy a mentir, dejar mis manos a cargo de otro cirujano de mano, es por decir lo menos, difícil, sabía que estaba en las mejores manos para realizar mi intervención pero debo aceptar que ha sido la mas difícil entrada a quirófano que he tenido que vivir, hoy 2 semanas después de la cirugía, con las manos en proceso de cicatrización y ya reiniciando el trabajo diario puedo asegurarles que valió la pena, he colgado los “guantes de boxeo” y el alivio es importantísimo, aun hay algo de dolor por la cirugía y la fuerza de mis manos aún esta recuperándose pero realmente siento que mi habilidad con ellas es normal e incluso mejor pues ya no me preocupo por esa sensación que hoy no es mas que un mal recuerdo, están listas para seguir haciendo las labores manuales que tanto me apasionan desde pequeño y como no, para seguir operando y ayudando a mis pacientes a que como yo recuperen sus manos y cuelguen los guantes que les quitan funcionalidad, estoy listo además para darle una nueva oportunidad a la bicicleta y poder decir que si tengo un infarto será por que así debía ser y no porque me descuide en esta vida.

Todo esto me invitó a decir “ He colgado los guantes de box”.

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